Tarot, cartomancia y Zeresia ve tu angustia. ¿Por qué no me llamas?
Sé que lo estás pasando mal. A mí no me engañas. ¿No sabes que te veo? Si no fuera así el nombre de Tarot, cartomancia y Zeresia no tendría sentido alguno. Estás preocupado por que no tienes trabajo. Y tú, por esa pareja que te hace tanto sufrir. Pero es que tú estás mal porque tu hija no termina de enderezar su matrimonio. Y a ti ... tienes un miedo terrible.
Tarot, cartomancia y Zeresia esperan tu email
Ya ves. Es tan sencillo como enviarme un correo, concertar una cita y que hablemos, largo y tendido, de tu problema. Eso para empezar. Después, cuando ya nos conozcamos, no hará falta más que me des un toque y estaré a tu disposición. Si no... ¿para qué me quieres aquí?
Te puedo enviar ese mensaje de tu padre que necesita tanto de ti. Ni le rezas una oración ni te acuerdas de él. Háblale a tus hijos. Tan mal no se portó contigo y le encantaría que recordárais buenos momentos juntos. Pero como no puede, por lo menos, te ve hacerlo con tu hija. ¿No te gustaría que viviera en paz eternamente? A ti te encantaría que te lo hicieran.
En cuanto a tu hermano... vamos, que te necesita y por eso tiene tan mal humor. Tienes que mirar de dónde viene esa manera de ser y saber atajarla. No te digo que te rindas a sus deseos pero, eso sí, has de saber cómo tratarlo y poner paz en vuestras vidas.
Tan sencillo como enviarme un email. Tan fácil como contarme lo que te pasa. Nos citamos, me llamas y lo vemos. ¿De acuerdo? Venga. Te espero.
Sé que lo estás pasando mal. A mí no me engañas. ¿No sabes que te veo? Si no fuera así el nombre de Tarot, cartomancia y Zeresia no tendría sentido alguno. Estás preocupado por que no tienes trabajo. Y tú, por esa pareja que te hace tanto sufrir. Pero es que tú estás mal porque tu hija no termina de enderezar su matrimonio. Y a ti ... tienes un miedo terrible.
Tarot, cartomancia y Zeresia esperan tu email
Ya ves. Es tan sencillo como enviarme un correo, concertar una cita y que hablemos, largo y tendido, de tu problema. Eso para empezar. Después, cuando ya nos conozcamos, no hará falta más que me des un toque y estaré a tu disposición. Si no... ¿para qué me quieres aquí?
Te puedo enviar ese mensaje de tu padre que necesita tanto de ti. Ni le rezas una oración ni te acuerdas de él. Háblale a tus hijos. Tan mal no se portó contigo y le encantaría que recordárais buenos momentos juntos. Pero como no puede, por lo menos, te ve hacerlo con tu hija. ¿No te gustaría que viviera en paz eternamente? A ti te encantaría que te lo hicieran.
En cuanto a tu hermano... vamos, que te necesita y por eso tiene tan mal humor. Tienes que mirar de dónde viene esa manera de ser y saber atajarla. No te digo que te rindas a sus deseos pero, eso sí, has de saber cómo tratarlo y poner paz en vuestras vidas.
Tan sencillo como enviarme un email. Tan fácil como contarme lo que te pasa. Nos citamos, me llamas y lo vemos. ¿De acuerdo? Venga. Te espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Cuenta, cuenta! O te cuento yo...